Las cartas de Israel
Carta de Fernanda Villasante y Gustavo Giménez, dos de los argentinos evacuados de Tel Aviv
Estimado:
Espero que mi carta los encuentre con salud y alegría. Capaz al principio de la misma encuentre en mí a un desconocido, pero para el final de estas palabras espero que nos halle más cercanos; ya que sus servicios y valentía han impactado directamente y para siempre en nuestras vidas.
Permítame presentarnos, mi esposa Fernanda Villasante y quien les escribe, Gustavo Giménez. Soy piloto de avión desde mis 17 años, con 63 años actualmente me desempaño como comandante de A330 en Aerolíneas Argentinas; ambos, luego de un año de preparación (tanto espiritual como económica), tuvimos la suerte de formar parte de un grupo de 50 peregrinos.
La misión del viaje era conocer la tierra prometida al pueblo de Dios, la misma a dónde Jesús llegó para ofrecer Paz y amor, obteniendo como resultado su muerte en la cruz. Su camino nos inspiraba y sus palabras nos servía de bálsamo, especialmente después de haber perdido trágicamente a un hijo de 29 años.
Así es como el 7/10 el destino nos encontró en Nazaret, y en el mismo momento en que nosotros comenzábamos a caminar el recorrido de la Paz, en el sur del mismo país Hamás ingresaba y asesinaba a ciento de civiles.
A partir de ese momento, el viaje había virado de misión y si bien Jesús nos seguía enseñando, nosotros sólo queríamos volver a casa, con nuestra familia que tan desesperada se encontraba. Pero todas las posibilidades se nos coartaban, parecía casi imposible salir. Se cancelaban vuelos o no había lugar y las opciones se reducían inevitablemente.
Nuestro País salió al rescate y ustedes fueron los elegidos, y los que encontraron en nosotros un compatriota, un familiar. Ustedes, sin conocernos, sin dudarlo, sin siquiera esperar compensación alguna, se calzaron el uniforme, se subieron a un Hércules y rumbearon para Israel. Poniendo en segundo lugar (o en ninguno) el cansancio propio.
Nosotros que estábamos allá esperábamos el rescate. Los seguíamos por Flight radar como se venían acercando a 270 nudos. Los vitoreamos cuando, en lugar de seguir para Roma enfilaron para Ben Gurion.
Mi familia, mis hijos, mis sobrinos, todos me pidieron que les acerque a ustedes el agradecimiento que sintieron porque, dada mi condición de piloto, pensaban que tenía más chances de contacto con ustedes. No estaban errados, varios de mis compañeros de vuelo que han pertenecido a la fuerza aérea me acercaron este contacto.
La realidad es que nos pusimos en manos de ustedes con todo el agradecimiento y humildad de aquel que esta asustado y sin posibilidades de valerse por sí mismo.
Nuestra Fuerza Aérea venía por nosotros, nuestra bandera nos rescataba, le éramos importantes.
Después de estar más de 40hs despiertos por la adrenalina, nos encontramos con hombres que pasaron la misma cantidad de horas de vuelo para venir en nuestro rescate.
Cansados y seguramente convencidos de que lo que estaban haciendo era una misión impostergable nos pusieron en vuestras prioridades.
El agregado militar argentino en Israel (de quien no recuerdo el nombre) nos pidió que, si había alguna chance de llevarles algo del bunker en el que nos tenían hospedados, se los alcanzáramos al avión.
Nuestras mujeres salieron despedidas a las mesas servidas y recolectaron lo que había para llevárselos a ustedes. Cartera en mano guardaban todo lo comestible y transportable para llevárselos. Como si pudiéramos devolverles un poco de lo que estaban haciendo ustedes por nosotros y toda nuestra familia, que también los seguía desde la cama, a altas horas de la madrugada en Argentina.
El hidalgo Hércules, parado en una plataforma desprovista de otros aviones con los hombres que lo tripulaban era nuestra bienvenida. Ustedes eran las personas más esperadas del mundo y para este piloto, ese avión, era lo más hermoso en lo que me tocó subir.
Tengo un video grabado caminando hacia el Hércules, que nos esperaba abierto, con la bandera Argentina desplegada. Mi mujer no pudo evitar llorar al ver nuestros colores esperándonos. Nos estaban abrazando, y esas 04:40hs compartida con ustedes fueron las más fuertes de mi vida. Sin casi haberlos visto el sentimiento fue de total comunión.
El valor de la gente haciendo lo que sabe y al mismo tiempo lo que le gusta hacer es la materia prima de la indudable solidaridad y profesionalismo de Argentinos de bien como lo son ustedes.
Dios los bendiga. Todo este largo y probablemente aburrido relato es para darle otro tamaño u otra significación a la palabra “gracias” por más corto que pueda sonar. Es puro agradecimiento lo que sentimos hacia ustedes.
Esta carta está dirigida a usted para que la haga extensiva a todos los que nos llevaron ese día. Los tenemos en nuestro corazón y nuestro agradecimiento será eterno.
Personalmente me pongo a vuestra disposición para lo que pueda servir. Con mi esposa los tenemos en nuestras oraciones, en nuestros rezos y en nuestras vidas por siempre.
Simplemente gracias.
Fernanda Villasante
Gustavo Giménez
Respuesta del mayor Pablo Andino, jefe de Escuadrón I C-130 de la Fuerza Aérea Argentina
Buenas tardes, soy el Mayor Pablo Andino, Jefe de Escuadrón I C-130 de la Fuerza Aérea.
Le escribo en este momento ya que hoy tomé conocimiento de su correo electrónico enviado al Escuadrón con motivo del vuelo en el cual usted y su esposa pudieron salir de Israel y me emocionó mucho su experiencia.
Le agradezco profundamente sus palabras ya que para nosotros, y hablo en nombre de todo el escuadrón, es una satisfacción enorme saber que pudimos ayudar a nuestros compatriotas y aportar nuestro humilde granito de arena al enorme esfuerzo que hizo mucha gente para que esta operación se realizara con éxito.
Para nosotros fue un gran desafío pero a la vez una satisfacción enorme.
Hoy fuimos varios los que leímos su mensaje y todos realmente se sintieron muy bien.
Estuvimos gran parte de la mañana hablando de eso y todos coincidimos en que no tiene nada que agradecer, al contrario, somos nosotros los agradecidos de su reconocimiento.
Estamos para esto y creo que somos unos de los pocos agraciados que pudimos aplicar aquello para lo que nos preparamos toda la vida y poder hacer gala del lema del escuadrón ¨PODEMOS PARA QUE OTROS PUEDAN¨.
Le reitero nuestro más profundo agradecimiento por sus palabras y sepa que es siempre bienvenido a visitar el escuadrón cuando Ud. quiera, para tomar un café, conocernos o simplemente charlar un rato.
Espero pueda visitarnos en algún momento, un saludo muy grande de parte de todo el Escuadrón I C-130 para Ud y su sra esposa.
Quedo a disposición.
Atte,
My Pablo Alejandro Andino
Jefe de Escuadrón I C-130