Conflicto del Atlántico Sur: Los días previos al Bautismo de Fuego de la Fuerza Aérea Argentina
La fuente de esta historia se encuentra presente en el libro "La Fuerza Aérea en Malvinas" de la Comisión Batalla Aérea por Nuestras Islas Malvinas (BANIM).
A partir del 4 de abril de 1982, la Fuerza Aérea Argentina inicio sin previo aviso el despliegue de unidades de combate y transporte hacia bases del sur, (Comodoro Rivadavia, San Julián, Santa Cruz, Río Gallegos y Malvinas), en una operación que implicó un gran esfuerzo logístico casi totalmente por vía aérea. También se coordinó con la Armada Argentina para operar desde Bases Aeronavales Trelew, Espora y Río Grande.
El enorme esfuerzo de despliegue de medios en el continente significó para las unidades de asiento operativas llevar al extremo el empleo de recursos de transporte para sus escuadrones en el sur; debido al puente aéreo a Malvinas, no se podía contar con medios aéreos pesados, excepto el del despliegue inicial a las bases de la Patagonia.
Ya sea por modo aéreo con los aviones de enlace de dotación (G-II, AC-500, C-182, entre otros) o por modo terrestre (camiones, camionetas, jeeps, etc.), todo servía para que llegase el elemento necesario a tiempo. Inclusive para requerimientos urgentes, los mismos aviones de combate utilizaron el poco espacio de sus alojamientos internos (como el chasis vacío de los cañones del Mirage).
Además del adiestramiento de las tripulaciones que hicieron sus primeras experiencias de volar sobre el mar, todos los sistemas realizaron múltiples lanzamientos de armamento para probar su efectividad y el comportamiento de los aviones con diferentes configuraciones (tanques externos versus bombas), lo que permitió ajustar las autonomías sobre diferentes puntos probables de objetivos en Malvinas y en el mar circundante. Esto fue vital para los cazabombarderos e interceptores que no disponían de reabastecimiento en vuelo.
Toda esta etapa se vio marcada por un inquebrantable espíritu de cuerpo de parte de todo el personal, tanto en las bases de asiento como en las de despliegue. La recuperación de nuestras islas Malvinas fue el motor que movilizó a poner todos los medios operativos a su máxima capacidad en un mínimo tiempo, nadie fue ajeno a ese desafío.
Durante esta etapa se destacó la rapidez y flexibilidad del despliegue, la eficaz transición de tiempos de paz a objetivos de guerra, y la adaptación a operaciones aeromarítimas. El personal mostró una notable vocación de servicio, creatividad para superar adversidades y compromiso con la misión. Asimismo, el Comando Aéreo Estratégico demostró claridad y firmeza al definir la estrategia, y la Fuerza Aérea Sur asumió múltiples roles en un entorno desconocido y desfavorable, incluyendo el frente con Chile.
El despliegue de los medios de la Fuerza Aérea en Malvinas fue un ejemplo de esfuerzo y organización, un logro conseguido gracias al adiestramiento de las unidades que anual mente cumplimentaban operaciones aéreas junto con los sistemas operativos en bases y aeródromos de la Patagonia. Esas ejercitaciones permitieron adquirir una adecuada experiencia, fundamentalmente en el concepto de despliegue de Escuadrones Aeromóviles.
Las Bases Aéreas Militares Malvinas y Cóndor
En abril de 1982, se implementaron en la isla Soledad dos bases aéreas militares: la Base Aérea Militar Malvinas y la Base Aérea Militar Cóndor.
La BAM Malvinas se encontraba en las instalaciones del aeropuerto de Puerto Argentino, y se trasformó en un polo de recepción logístico y de personal a través del enorme esfuerzo que demandó el Puente Aéreo. En la base se instaló una red de defensa antiaérea compuesta por armas de tubo y misilísticas pertenecientes a la propia Fuerza y al Ejército, que le daría protección ante ataques aéreos. Tanto la pista como los elementos destacados para la operación aérea estuvieron funcionando desde el mismo despliegue hasta el último día del conflicto en que se mantuvo, pese al asedio británico, en estado operativo.
La BAM Cóndor, en el istmo de Darwin, se armó desde cero, sobre un campo relativamente apto para aterrizajes y despegues de aviones livianos. Desde allí operarían los escuadrones Pucará y Helicópteros. Para tal fin, se debieron transportar, exclusivamente por modo aéreo mediante helicópteros, todos los elementos logísticos necesarios para armar un aeródromo de campaña (apoyo técnico, armamento, combustible, artillería antiaérea, comunicaciones, racionamiento), además de la totalidad del personal operativo, inclusive el de seguridad y servicios.
En cuanto a la actividad aérea, los escuadrones Pucará y Helicópteros (Chinook y Bell 212), trabajaron sin descanso durante todo el mes de abril. Las alas rotativas cumplimentaron múltiples requerimientos de transporte de personal y material propios y del Ejército. Además, distribuyeron los puestos de la Red de Observadores del Aire de ambas bases a los que se accedía únicamente por modo aéreo. Finalmente, los helicópteros quedaron basados en la BAM Cóndor, ubicada relativamente en el centro geográfico de las islas, lo que permitiría mayor accesibilidad para los vuelos de búsqueda y rescate hacia cualquier punto.
Al mismo tiempo, el Escuadrón Pucará se familiarizó con el terreno reconociendo obstáculos para el vuelo sobre las islas, realizó ajustes y ensayos de armamento, y estandarizó procedimientos normales y de emergencia.
Ambos Sistemas de Armas debieron tomar recaudos por la dureza de las condiciones meteorológicas tanto en vuelo (techos nubosos bajos, vientos extremos, visibilidad reducida) como en tierra en el predio de la BAM Cóndor, ya que se encontraban sin protección ni refugios, exponiéndose el material al desgaste prematuro para su funcionamiento.
Además de la organización del Estado Mayor del Componente Aéreo con todo su personal, se implementó en poco tiempo el Sector de Defensa Aérea Malvinas que, mediante el radar TPS-43 del Escuadrón VyCA, permitió el conocimiento en tiempo real del movimiento aéreo y marítimo costero. Se realizaron comprobaciones de alcance en todos los sectores, determinando los puntos ciegos ocasionados por las elevaciones, y se centralizó la información en el CIC Malvinas que daría las correspondientes alarmas.
Por otra parte, a efectos de paliar los sectores vulnerables de la visión radar, se desplegaron dos redes de observación aérea, una para la BAM Malvinas y otra para la BAM Cóndor, cumpliendo esta última un rol de alerta temprana ya que dicha base no poseía un radar de vigilancia.
En solo 27 días, la Fuerza Aérea logró alistar y desplegar todo su potencial ofensivo entre las Bases patagónicas y las islas Malvina, estando plenamente operativa el 30 de abril.
Al día siguiente, el 1° de mayo de 1982, la Fuerza Aérea Argentina entró en combate por primera vez en su historia, en lo que sería su Bautismo de Fuego