Alas que inspiran

Nuestra misión: Salvar vidas

Por Sol. Vol. Santiago Ayala / Fotos: C° Lautaro Vera

07-05-2025.
 El comodoro “VGM” (R) Enrique Testa fue entrevistado por su hijo, el mayor Pablo Testa, acerca de su experiencia como médico durante el Conflicto de Atlántico Sur

En el aula 400 ubicada en el Edificio Cóndor, Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina, se realizó una charla con el comodoro “VGM” (R) Enrique Testa.

En esta oportunidad su hijo, el mayor Pablo Testa, que también es médico perteneciente de nuestra Institución, sorprendió a su padre ejerciendo el rol de moderador de la entrevista.

El evento estuvo presidido por el subdirector general de Salud, comodoro Gustavo Fernández; acompañado por la directora del Hospital Aeronáutico Central, comodoro Normal Arnoletto; la jefa del Centro Asistencial Palomar, comodoro Fernanda Casola; el comodoro “VGM” (R) Roberto Mela, la familia del comodoro Testa y personal de la Dirección General de Salud.

Su formación Académica como profesional de la Medicina y militar

El Dr. Testa finalizó sus estudios universitarios en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el año 1975, recibiéndose como médico cardiólogo y convirtiéndose en la segunda generación de médicos en la familia Testa, el primero de ellos sería su padre, quien fue medico clínico.

Luego ingresó a la Fuerza Aérea Argentina en el año 1976 como oficial y fue destinado al Hospital Aeronáutico Central.

El llamado del deber: salvar vidas en Malvinas

El 2 de abril de 1982, el entonces capitán Testa asumió un rol importante como tripulante médico del Sistema de Armas C-130 Hercules, desempeñando la tarea de realizar evacuaciones aeromédicas.

“La primera parte del vuelo era muy conversada porque en realidad simulábamos un vuelo a Río Gallegos o a San Julián porque nuestro vecino nos espiaba por radar de Punta Arena, teníamos que hacerle creer que íbamos a aterrizar en Gallegos, pero pasábamos rasante y nos metíamos en el mar”, recordó el oficial y agregó: “Cuando entrábamos a la zona de exclusión de noche venía un cambio en la actitud de la tripulación. El silencio se apoderaba de la cabina. Cada uno por la vista al frente tratando de pesquisar si veía algo y yo que estaba atrás y oía todo eso y decía: ‘Esto es una película. Estoy en una película’. No podía aceptar que estaba en el Teatro de Operaciones en combate contra los ingleses. Era impensado, hasta que observamos que nos encontrábamos sobre las islas”.

“Había que encontrar la pista. Cuando la vemos, notamos que estaba cruzada de cómo veníamos nosotros, no fue fácil encontrarla. Cuando aterrizamos, había que descargar y cargar rápido. El ruido del Hércules era ensordecedor y debíamos acercarnos para hablar, en la noche tampoco nos reconocíamos porque no teníamos luz. Había que ingresar a los heridos, el que caminaba y no estaba tan grave iba a los laterales, los que están en camilla o tienen suero, en el piso, con el auxiliar a bordo”, afirmó el cardiólogo.

“Los encargados el radar y subalternos nos indicaban por dónde debíamos escapar. Debíamos mantenernos en oscuras, el único que podía prender la linterna era yo para ver a los heridos más graves”, comentó el Dr. Testa y agregó que al salir del Teatro de Operaciones “ya podíamos encender las luces, y trabajar más tranquilos. Allí corroborábamos de la lista dónde estaba cada uno. Yo acomodaba los sueros. Y este trayecto era más tranquilo”.

La importancia de la Evacuación Aeromédica en el Conflicto

“La evacuación aeromédica es, por doctrina, una responsabilidad exclusiva de la Fuerza Aérea. La sanidad de la Fuerza Aérea tiene como responsabilidad doctrinaria dos misiones en tiempo de guerra: Una es dar apoyo sanitario a las unidades aéreas, por eso tenía un puesto sanitario en Darwin y otro puesto en el Aeropuerto de Puerto Argentino; y la segunda responsabilidad es la evacuación aeromédica en los diferentes escalones sanitarios en donde pueden ir a parar los heridos”, explicó el veterano de Guerra de Malvinas.

Asimismo, señaló que la Dirección de Sanidad de la Fuerza Aérea Argentina era la que disponía qué personal debía cumplir funciones en los puestos de socorro de avanzada, quiénes integraban el Hospital Militar Conjunto de Puerto Argentino y quiénes tenían que participar en la evacuación aeromédica.

“Nosotros no integrábamos la planta del Hospital Militar Reubicable sino que, trabajábamos allí colaborando con el plantel, yo era el único cardiólogo y el doctor Müller era el único especialista en terapia, por lo que participábamos en atención en el hospital”, indicó el oficial y continuó: “Nuestro rol en combate empezaba cuando salían los vuelos. Durante la mañana estábamos en el Hospital. También recorríamos las otras unidades desplegadas en Comodoro Rivadavia. Y esperábamos la orden de comando de la fase que emitía las órdenes fragmentarias”.

“Estábamos atentos al teléfono rojo, si sonaba, algo pasaba. Lo difícil siempre era entrar al Teatro de Operaciones de noche y no ser detectados”, relató el cardiólogo.

Para concluir el Dr. Testa finalizó con un mensaje para las personas que trabajan en el ámbito de la sanidad dentro de la Fuerza Aérea Argentina: “Disfruten de pertenecer a esta Institución gloriosa, en la Fuerza Aérea hay que prepararse para que siempre vivamos en paz y tenemos que ser felices por pertenecer. Es nuestra identidad. Esto me hace sentir que no me equivoqué, en elegir ser médico y entrar a la Fuerza Aérea. Pude cumplir con mi objetivo, hacer que otros puedan vivir. Somos felices porque pudimos cumplir con lo que la patria nos pidió tenemos que ser buenos oficiales y buenas personas”.